28 de agosto de 2009

Tras noche

[22-12-08][Bogota]

Son las cuatro de la mañana y con la cara clavada entre los brazos solo oigo los dedos en las calculadoras y las hojas pasar una tras otra entre las manos de todos los que a mi lado circundan la mesa del comedor en la casa de Andrés. Nadie mira a nadie a estas alturas, como maquinas procesamos ecuaciones y memorizamos fórmulas llenos de papeles y de lápices sobre la mesa en un desorden aparente pero del que cada quien sabe que tomar y que entregar.

Una que otra vez escucho a Juan Manuel tararear el fragmento de una canción en la radio y es bueno escucharlo porque nos lleva de nuevo a alguna pista de baile en la memoria o una mesa llena de botellas y de voces conocidas. Al rato vuelve el silencio y Wilmar se levanta para ir a la ventana y ver como estamos en lo más profundo de la noche y quizá somos la única habitación con la luz encendida en toda esta ciudad. Con un estiramiento de piernas y un bostezo nos mira y yo soy el único que lo veo cuando deliberadamente cambia de estación de radio por algo menos cadencioso, como un "stairway to heaven" para levantar el animo.

El borrador quien lo tiene, dice Lira y todos se quedan quietos un instante que solo yo pude percibir; miran casi sin mover la cara hacia todo el espacio de la mesa y nadie lo encuentra, hasta que Lira se contesta a ella misma y nos devuelve una sonrisa alentadora.

Recuerdo que cuando llegamos había luz solar y uno por uno traía un libro o una gaseosa o una receta que supuestamente seria la formula perfecta para evitar el sueño. Jaime dice que no toma nada, que no necesita doparse para funcionar, Faryd en el sillón recién llegando dice que la cafeína para él ya no sirve, que lo mejor será una coca-cola, Paola no lo deja terminar y dice que es mejor ponerle un poco de ron al tinto; John se levanta para ir al baño diciendo que deberíamos hacer una vaca para comprar comida, en lo que todos están de acuerdo y el ruido de las monedas no se hace esperar sobre la mesa.

Nunca se recoge lo suficiente para comprar lo que se necesita, unos ponen más, otros ponen menos, otros juran que la próxima vez traerán dinero; en fin, Ángela cuenta monedas y billetes viejos y con un disgusto que sabemos que es en broma nos dice que ella pone lo que falta pero que en la próxima reunión Diego tiene que traer aunque sea para el bus. Jeisson llega un poco tarde y se adueña del computador diciendo que la presentación la hace él y que ya tiene listas unas plantillas para la labor que él mismo se ha designado.

Ivan dice que viene, pero que se demora, muchos tenemos las esperanzas puestas en él y su calculadora para con los ejercicios pares, precisamente los que no tienen respuesta y en el solucionario aparecen borrosos porque se perdió una parte a la hora de fotocopiarlo a un amigo de un amigo. Francisco no contesta el teléfono y saltan las especulaciones de su paradero tomando mayor fuerza aquella de que la pila del celular se le agotó.

Son las cuatro de la mañana y llevo casi media hora en una ecuación que no me ayuda para nada con los ánimos; no voy a preguntarle a nadie, esto es punto fijo en el parcial final que en unas horas tenemos que presentar, justo antes de la sustentación y después del entregar el ensayo Debo poder hacer ese ejercicio, todos lo necesitan bien hecho para pasarlo al taller y para al menos pasar una mirada a ese tema. Andres ya esta cabeceando y entre cruza las manos con pereza; se levanta para ir al baño y cuando sale de allí entra a su cuarto. David se ríe porque ya sabe que Andrés no se levantará más hasta que nos toque irnos. Gabriel en voz alta dice que ya tiene resuelto el 17, que la respuesta es 2, Elkin dice que a él le dio raíz de dos, Farid pide una calculadora y nos deja a todos expectantes de su tercera opinión que se rompe cuando dice: -no sé, yo estoy resolviendo el 15-.

Cómo se han pasado las horas tan rápido, el día empezó a clarear entre las cortinas y solo faltan los últimos retoques en todo. Elkin esta imprimiendo el código fuente para poder estudiarlo por si preguntan. Nury nos ganó a todos y con una sonrisa nos confirma que la solución del ejercicio 17 no es 2 ni raíz de dos, sino que es un inesperado 7; todos ven por fin superado el último problema y terminan de llenar el taller.

Solo faltan los ganchos, dice Javier dando por concluida la maratón de fin de semestre. Tenemos una hora para descansar y todos buscan un sitio donde poder cerrar los ojos al menos. Las niñas se apoderan de las dos camas, Jaime esta en el sofá, Jeisson parece dormir en una incomoda postura, Juan Manuel encontró lugar en la colchoneta… Y así, todos tratan de acallar la agitación de sus cabezas con el silencio de la casa que esta noche hizo lo que pudo haber hecho hace un mes, pero por esa extraña costumbre de convertir el estudio y la universidad en un verdadero coloquio, hoy convoca quizá no a los mejores estudiantes, pero si a amigos entrañables.

JohnAB

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